Los perros no necesitan un lavado demasiado frecuente: basta con lavarlo 4 o 5 veces al año, alcanzando un máximo de una vez al mes para los perros de exhibición.
Desafortunadamente, incluso el limpiador más delicado a menudo elimina la capa sebácea de la piel necesaria para mantener la piel y el pelaje sanos.
Es mejor usar espumas secas que limpian el pelaje y desodorizan al perro. Sin embargo, si tenemos que elegir un detergente, nunca usemos baños de burbujas para humanos sino un producto específico con un pH ligeramente ácido.
A la hora del baño es mejor pedir ayuda a otra persona, sobre todo si al perro no le gusta mucho esta operación: usa una bañera o una tina y equípate con champú, toalla, cepillo y una esterilla para colocar al perro Recién lavado. ¡Dependiendo del cabello y la temporada también debemos pensar en el secador!
Poco a poco acercar al animal a la tina llena hasta la mitad con agua tibia, introducirlo muy suavemente y comenzar a bañar al perro con el producto específico diluido con agua empezando por la espalda hasta la cabeza.
Se debe tener cuidado de que no entre agua en los ojos y oídos del perro para evitar el riesgo de infecciones de oído. El aclarado debe ser especialmente cuidadoso y el secado, especialmente en invierno, debe estar bien hecho.
En verano, ¡basta con limpiarse con una toalla y dar un agradable paseo al sol! Una vez seco, pasamos al cepillado que se realizará en el sentido del cabello y en caso de nudos persistentes, también procedemos a cortar el cabello enmarañado con unas tijeras.