El parvovirus afecta a perros de cualquier edad, pero es peligroso en animales jóvenes, donde puede causar una forma gastrointestinal o miocárdica mortal.
La principal fuente de infección son las heces contaminadas y se propaga rápidamente de un animal a otro.
Tras la ingestión del virus, su replicación tiene lugar en el tejido linfoide de la orofaringe, seguida de una marcada viremia. Suele manifestarse como vómitos espumosos y en algunos casos diarrea.
Al mismo tiempo, el perro presentará fiebre o hipotermia en casos agudos con deshidratación severa: el desenlace puede ser fatal en 24-48 horas. Todo está en la puntualidad del dueño para llevar al perro al veterinario.
En casos con un curso más prolongado, se pueden notar dificultades respiratorias y cianosis de las membranas mucosas antes de que ocurra la muerte. Se recomienda el uso de antieméticos, antidiarreicos y antibióticos parenterales y el uso de soluciones rehidratantes y de soporte por vía intravenosa.
La vacunación es muy importante y es recomendable hasta que el perro no haya completado el plan de vacunación no llevarlo a lugares frecuentados por otros perros.
También es recomendable no reemplazar a un perro muerto de parvo sin dejar al menos 3-4 meses porque el virus permanece viable en el medio ambiente durante mucho tiempo.
EL VETERINARIO RECOMIENDA
Durante la enfermedad es necesario suspender la administración de alimentos para dejar reposar el intestino. La restauración de la dieta normal deberá realizarse en un tiempo prolongado, incluso hasta 4/6 semanas para permitir que el tracto digestivo vuelva a su plena funcionalidad.