El perro es un animal muy social, al igual que su antepasado el lobo. Como el lobo, nació como un grupo de cazadores, pero luego difirió mucho en su historia evolutiva.
De hecho, el perro ha aceptado colaborar con el hombre. Por tanto, es necesario establecer relaciones con sus parientes consanguíneos, pero también con el hombre y otros animales.
Un perro cuya relación con su madre y sus hermanos se rompe temprano desarrollará problemas de comportamiento que pueden provocar agresión, depresión y otras manifestaciones anormales.
El perro nació como un depredador que lucha por vivir, alimentarse, reproducirse, defender su seguridad y su territorio así como el de su dueño.
El perro, como todas las mascotas, tiende a familiarizarse con el área circundante y si se limita en este sentido desarrollará síntomas de depresión.
Además, el perro necesita absolutamente moverse: a través de los movimientos corporales expresa su comportamiento y mantiene relaciones satisfactorias con el entorno que lo rodea.