La reeducación es la clave para resolver estos trastornos del comportamiento.
El veterinario tiene un papel fundamental ya que es capaz de determinar el origen del problema y guiará al dueño para que el perro sea examinado por un especialista en medicina del comportamiento.
La visita de un veterinario conductista se basa tanto en la observación del perro y su comportamiento en el estudio como en la recopilación de información útil recibida del propietario.
A continuación, se muestra el diagnóstico, el pronóstico y la prescripción de la terapia. Esto último puede incluir el uso de medicamentos asociados con ejercicios de reeducación específicos.