Hay dos serotipos bacterianos que se indican con mayor frecuencia en perros:
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L. ictero haemorrhagiae
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L. ola de calor
Los microorganismos pueden eliminarse durante mucho tiempo con la orina de animales infectados y esto representa una fuente potencial de infección para otros sujetos, perros, animales en general y humanos.
La infección surge por contacto directo con material contaminado; tras la penetración en la piel o membranas mucosas de las leptospiras, se produce leptospiremia y la localización del agente causal en varios órganos, incluidos los riñones, que se convierten así en el reservorio de la infección.
La leptospirosis tiene un tiempo de incubación de 5-6 días. En el curso de L. Ictero haemorrhagiae, el hígado es el órgano principalmente dañado. Al daño hepático le sigue la muerte del perro.
Los signos de la enfermedad son: apatía, pérdida de apetito, diarrea con sangre e ictericia.
L. Canicola afecta principalmente a los riñones provocando nefritis y por tanto hay un estancamiento de sustancias tóxicas en la sangre que normalmente se eliminan en la orina.
Los perros muestran apatía, vómitos, úlceras en la mucosa oral acompañadas de halitosis. Incluso en esta situación, el perro corre grave peligro de muerte.
La terapia prevé remediar el severo estado de deshidratación y acidosis que surgen con diarreas y vómitos y el veterinario prescribirá antibacterianos específicos cuyos resultados suelen ser mediocres.